En los días grises, esos que dedico a hacer mil cosas, como sola, espero a que vaya pasando el día, las actividades de los niños, las horas hasta que caiga la noche y volvamos a estar juntos... En esos días grises, me pongo melancólica.
Hace unas semanas leí este poema de Mario Benedetti
"Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha cómo ladra un teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico"
Y es que nadie me puede negar que en estos días grises y melancólicos repletos de rutinas, se despierta la sonrisa y se alegra el corazón, cuando alguien te sorprende, y tras preguntarle un "¿qué querías? " te responde " nada, simplemente pensaba en ti"
Que bonito Palo, a mi también me ocurre... pero luego... siempre sale el sol!!!
ResponderEliminarUn beso.
Laura